La pizza es para muchos un manjar de dioses difícilmente equiparable a cualquier otro plato, no sólo por su sabor sino también por su comodidad a la hora de comer y su magnífica capacidad de aguante. (Sigue estando igual de buena al día siguiente e incluso a los dos días de estar en la nevera).
La pizza es un elemento de unión entre amigos, un claro nexo social de reunión en torno a la mesa (o al sofa), un clásico mientras ves películas en casa, juegas al poker o sigues un partido de tu equipo. El problema es que las mismas propiedades que la hacen tan sublime, en ocasiones, la pueden transformar en un elemento de discordia, sobretodo cuando la cantidad de pizza es inferior a las expectativas que tiene cada “amigo” a la hora de comer. En estos momentos se pueden producir discusiones y la amistad cede terreno al hambre y las ganas de comer pizza.
Cuál anillo único de la tierra media, las ganas de pizza nos consumen, nos alienan y nos convierten en personas que no somos. ¡Pero no hay que preocuparse! Los lectores de Modo Eficaz siempre parten con ventaja, hoy os vamos a enseñar un pequeño truco para que robes pizza a tus amigos como un ninja, sin dejar rastro ni huellas. Truco ideal para jóvenes que comparte piso y pizza.
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